Comprender el desempeño económico de una organización requiere contar con herramientas de análisis que vayan más allá de la simple lectura de las cifras contables. Los saldos intermedios de gestión se han consolidado como un sistema integral que permite descomponer el resultado final en etapas sucesivas, facilitando la identificación de los factores que impulsan o frenan la rentabilidad. Esta metodología aporta una visión estratégica sobre la estructura financiera y operativa, permitiendo a los directivos ajustar sus decisiones con base en datos concretos y comparables. A continuación, se aborda en profundidad su naturaleza, componentes, cálculo y aplicación práctica en el contexto de la gestión empresarial.
Qué son los saldos intermedios de gestión y por qué son fundamentales para tu negocio
Los saldos intermedios de gestión constituyen un conjunto de indicadores financieros que reflejan los distintos niveles de resultados obtenidos por la empresa en cada fase de su actividad. A diferencia de un análisis superficial que se limita al resultado neto, este sistema permite visualizar cómo se construye dicho resultado desde el inicio del proceso productivo hasta la obtención del beneficio final. Su origen se encuentra en la necesidad de proporcionar herramientas de gestión más detalladas para la toma de decisiones, facilitando la comprensión de la contribución de cada área operativa al desempeño global.
Definición y origen de los márgenes intermedios de gestión (SIG)
El concepto de saldos intermedios de gestión se enmarca en la contabilidad de gestión y en el análisis económico-financiero avanzado. Estos indicadores se establecen mediante el cálculo progresivo de distintos márgenes que representan el resultado en cada etapa del ciclo de explotación. Su desarrollo responde a la necesidad de desagregar el estado de resultados en componentes que reflejen la realidad operativa de la organización, desde la adquisición de materias primas y mercancías hasta la obtención del beneficio después de impuestos. En el contexto de distintos planes de contabilidad general, como el Plan de Contabilidad General Empresarial, se ha incorporado un elemento específico para reflejar estos saldos, facilitando su registro y análisis sistemático.
Ventajas de implementar este sistema de análisis en la estructura empresarial
Adoptar los saldos intermedios de gestión en la estructura de análisis empresarial ofrece múltiples ventajas que trascienden la simple medición del resultado neto. Permite identificar con precisión las fuentes de ingresos y los principales consumos, facilitando la detección de desviaciones o ineficiencias. Asimismo, posibilita la comparación de periodos contables sucesivos, lo que resulta esencial para evaluar la evolución de la empresa a lo largo del tiempo. Otro aspecto relevante es la capacidad de realizar comparaciones sectoriales, ya que estos indicadores facilitan el análisis de la posición relativa de la organización frente a sus competidores. Finalmente, la información obtenida sustenta la toma de decisiones estratégicas, permitiendo ajustar las políticas de precios, controlar costes y optimizar la asignación de recursos.
Los principales indicadores de los saldos intermedios: del margen comercial al resultado neto
El sistema de saldos intermedios de gestión se estructura en torno a nueve indicadores principales que reflejan, en orden sucesivo, las distintas fases del proceso económico de la empresa. Cada uno de estos indicadores aporta información específica sobre una dimensión del desempeño, desde la actividad comercial pura hasta la capacidad de generación de beneficio neto tras considerar todos los ingresos y gastos, incluidos los financieros y excepcionales.
Margen comercial y valor añadido: primeros escalones del análisis económico
El margen comercial, también denominado margen bruto o margen de ventas, constituye el primer indicador de rentabilidad. Se obtiene restando de las ventas de bienes y servicios, sin incluir el impuesto sobre el valor añadido, el importe de las compras de mercancías sin el mismo tributo. Este margen refleja la capacidad de la empresa para obtener beneficio en su actividad comercial básica, es decir, en la compra y venta de productos sin transformación significativa. A continuación, la producción del ejercicio recoge el valor total de los bienes y servicios generados por la empresa durante el periodo, incluyendo la producción almacenada y la producción inmovilizada. El valor añadido se calcula sumando el margen comercial y la producción del ejercicio, y restando los consumos intermedios, que comprenden las compras de materias primas, suministros y servicios externos necesarios para la actividad productiva. Este indicador es fundamental porque mide la riqueza generada por la empresa antes de considerar los costes salariales y las dotaciones por amortizaciones y provisiones.
EBE, resultado de explotación y resultado excepcional: claves para evaluar la rentabilidad
El excedente bruto de explotación, conocido comúnmente por su acrónimo EBE o su equivalente anglosajón EBITDA, se obtiene ajustando el valor añadido con las subvenciones de explotación, los impuestos ligados a la actividad y los costes salariales. Este indicador refleja la capacidad de la empresa para generar recursos mediante su actividad principal, antes de considerar las cargas financieras y las amortizaciones. Su importancia radica en que permite evaluar el desempeño operativo sin la influencia de las decisiones de financiación o de las políticas contables de amortización. El resultado de explotación, también denominado EBIT, se obtiene restando del EBE las dotaciones por amortizaciones y provisiones de explotación, y sumando otros ingresos de explotación no recurrentes. Este indicador mide el beneficio generado por la actividad principal de la empresa antes de intereses e impuestos. Posteriormente, se incorpora el resultado financiero, que recoge los ingresos y gastos derivados de operaciones financieras, y se obtiene el beneficio de las actividades ordinarias antes de impuestos. A este resultado se suman o restan las partidas extraordinarias, que incluyen ingresos o gastos no habituales ni relacionados directamente con la actividad ordinaria. Finalmente, tras la deducción de las participaciones de los trabajadores y el impuesto a la renta, se obtiene el resultado neto del ejercicio, que refleja el beneficio o la pérdida definitiva de la empresa en el periodo analizado.
Cómo calcular paso a paso cada uno de los márgenes intermedios

El cálculo de los saldos intermedios de gestión sigue una metodología secuencial que parte de los datos contenidos en el estado de resultados y en la cuenta de pérdidas y ganancias. Cada indicador se obtiene aplicando fórmulas específicas que combinan distintas partidas contables, permitiendo así una descomposición ordenada del resultado final.
Fórmulas y metodología de cálculo para cada nivel del SIG
Para calcular el margen comercial, se utiliza la fórmula que resta las compras de bienes sin impuesto sobre el valor añadido de las ventas de bienes y servicios sin dicho tributo. A continuación, la producción del ejercicio se determina sumando la producción vendida, la variación de existencias y la producción inmovilizada. El valor añadido resulta de sumar el margen comercial y la producción del ejercicio, y restar los consumos intermedios, que incluyen compras de materias primas, suministros y servicios externos. El excedente bruto de explotación se calcula ajustando el valor añadido con las subvenciones de explotación, restando los impuestos y los costes salariales. Para obtener el resultado de explotación, se parte del EBE, se restan las amortizaciones y provisiones de explotación y se suman otros ingresos de explotación. El resultado financiero se calcula restando los gastos financieros de los ingresos financieros. El beneficio antes de impuestos suma el resultado de explotación y el resultado financiero. Las partidas extraordinarias, que pueden ser positivas o negativas, se suman al beneficio antes de impuestos. Finalmente, se restan las participaciones de los trabajadores y el impuesto a la renta para obtener el resultado neto del ejercicio.
Interpretación práctica de los datos obtenidos mediante tabla de resultados
Una vez realizados los cálculos, es fundamental organizar los datos obtenidos en una tabla que permita visualizar la secuencia de formación del resultado. Esta tabla debe presentar cada indicador en orden descendente, desde el margen comercial hasta el resultado neto, facilitando la comprensión de cómo se construye el beneficio final. Un ejemplo práctico puede ilustrar este proceso: si una empresa registra ventas sin impuesto por valor de cuatrocientos cincuenta mil unidades monetarias y compras sin impuesto por ciento veinte mil, el margen comercial asciende a trescientos treinta mil. Si el valor añadido alcanza trescientos veinte mil y, tras ajustar con subvenciones, impuestos y costes salariales, el EBE resulta en doscientos ochenta y nueve mil, se observa que la empresa genera un excedente significativo antes de amortizaciones. Si el resultado antes de impuestos es de doscientos ochenta y dos mil y el resultado neto de doscientos cuarenta y tres mil, se constata que la carga fiscal y las participaciones reducen el beneficio final en un porcentaje determinado. Esta tabla facilita la identificación de los componentes más relevantes en la formación del resultado y permite comparar el desempeño entre distintos periodos o con empresas del mismo sector.
Aplicación estratégica de los saldos intermedios para la toma de decisiones empresariales
Más allá de su utilidad descriptiva, los saldos intermedios de gestión constituyen una herramienta estratégica para la dirección empresarial. Su análisis detallado permite identificar áreas de mejora, optimizar recursos y planificar el futuro económico de la organización con base en información objetiva y estructurada.
Detección de áreas de mejora en producción, actividad comercial y gestión de mercancías
El análisis de los saldos intermedios facilita la identificación de ineficiencias en las distintas fases del proceso productivo y comercial. Un margen comercial reducido puede indicar problemas en la fijación de precios o en la negociación con proveedores, lo que requiere una revisión de las políticas comerciales. Si el valor añadido es bajo en relación con el margen comercial, puede existir un consumo excesivo de materias primas o servicios externos, señalando la necesidad de optimizar la cadena de suministro. Un EBE insuficiente, pese a un valor añadido elevado, puede reflejar costes salariales desproporcionados o impuestos ligados a la actividad que requieren atención. Asimismo, un resultado de explotación que se deteriora respecto al EBE puede estar indicando dotaciones por amortizaciones o provisiones excesivas, lo que merece un análisis de la política de inversiones y de cobertura de riesgos. La evaluación sistemática de estos indicadores permite a los responsables de la gestión empresarial implementar acciones correctivas específicas, focalizando los esfuerzos en las áreas que presentan mayor margen de mejora.
Optimización fiscal y planificación del ejercicio mediante el análisis de impuestos y productos
Los saldos intermedios de gestión también ofrecen información valiosa para la optimización fiscal y la planificación del ejercicio contable. El análisis del impuesto sobre beneficios y de las participaciones de los trabajadores permite evaluar la carga tributaria efectiva y su impacto en el resultado neto. Este conocimiento facilita la adopción de estrategias de planificación fiscal legítimas, como la optimización de deducciones, la gestión de pérdidas fiscales o la reestructuración de operaciones para minimizar la carga impositiva. Asimismo, el seguimiento de los saldos intermedios a lo largo del ejercicio permite anticipar el resultado final y ajustar las políticas de inversión, financiación y distribución de dividendos. La capacidad de autofinanciación, que se calcula a partir del resultado neto y de las dotaciones por amortizaciones y provisiones, es un indicador clave para evaluar la viabilidad de proyectos de expansión sin recurrir a financiación externa. En definitiva, los saldos intermedios de gestión se consolidan como un sistema integral de análisis que, más allá de la contabilidad tradicional, proporciona a la dirección empresarial las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas, optimizar el desempeño operativo y asegurar la sostenibilidad financiera en el largo plazo.
